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Altamira | Muy Interesante Ed. Coleccionista nº 28

9,99 

Hay existencias

Modesto Cubillas, un tejero asturiano, trataba de liberar a su perro de la oquedad en la que había caído. Se trataba de una grieta más entre rocas, algo muy común en una zona kárstica. No obstante, a Cubillas le picó la curiosidad y se lo comunicó a Marcelino Sanz de Sautuola, un potentado local aficionado a la paleontología. Este acudió al terreno en dos ocasiones. En la primera, no halló nada. Fue en la segunda,cuatro años después, en 1879, acompañado por su pequeña hija María, cuando el asombro destelló en sus ojos. «¡Mira, papá, bueyes!»,gritó María señalando la fascinante bóveda de la cueva. Pinturas de más de 12 000 años no vistas por ningún ser humano hasta entonces, se revelaban ante ellos con toda su explosiva hermosura: bisontes, ciervos, caballos, signos simbólicos… Todo un mundo ancestral, tan magnífico que —hoy en día— seguimos maravillados.
Este número, en el que han colaborado los expertos más relevantes sobre ella, es una digna puesta al día de la Cueva de Altamira. Una lectura necesaria para apreciar el gran legado de nuestro patrimonio. Tan rigurosa como entusiasta. No podía ser de otra manera.

Altamira | Muy Interesante Ed. Coleccionista nº 28

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Modesto Cubillas, un tejero asturiano, trataba de liberar a su perro de la oquedad en la que había caído. Se trataba de una grieta más entre rocas, algo muy común en una zona kárstica. No obstante, a Cubillas le picó la curiosidad y se lo comunicó a Marcelino Sanz de Sautuola, un potentado local aficionado a la paleontología. Este acudió al terreno en dos ocasiones. En la primera, no halló nada. Fue en la segunda,cuatro años después, en 1879, acompañado por su pequeña hija María, cuando el asombro destelló en sus ojos. «¡Mira, papá, bueyes!»,gritó María señalando la fascinante bóveda de la cueva. Pinturas de más de 12 000 años no vistas por ningún ser humano hasta entonces, se revelaban ante ellos con toda su explosiva hermosura: bisontes, ciervos, caballos, signos simbólicos… Todo un mundo ancestral, tan magnífico que —hoy en día— seguimos maravillados.
Este número, en el que han colaborado los expertos más relevantes sobre ella, es una digna puesta al día de la Cueva de Altamira. Una lectura necesaria para apreciar el gran legado de nuestro patrimonio. Tan rigurosa como entusiasta. No podía ser de otra manera.