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Icono de estilo. Philippine Leroy-Beaulieu | Marie Claire Digital nº 427 mayo 2023

2,99 

De niña solía regalarle una carta a mi madre en cualquier ocasión especial. Un “te quiero mucho, mamá” con letras distorsionadas y un retrato algo simple pintado con lápices de color. Cuando observaba su obsequio, yo veía cómo sus ojos azules brillaban de la emoción. Me lo agradecía con un largo abrazo y un beso, y guardaba mi carta junto con las demás. Sé que conmemorar el amor de una madre no se circunscribe a un día específico, pero sí creo que este 7 de mayo es una ocasión perfecta para mostrar el agradecimiento por su presencia, entrega, sacrificios y preocupaciones. Así que, mamá, gracias por darme todo a cambio de nada. Sigues siendo el bastón que me sostiene día a día, la guía de mis pasos. Moldeaste mi corazón y me modelaste como persona. Me demostraste la importancia del perdón. Me enseñaste a levantarme después de caerme mil veces, a creer en mí y a seguir luchando por mis sueños cuando más derrotada estaba. Tu amor también es el culpable de que no me conforme con cualquier cosa, de que siempre quiera más. Mamá, gracias por haber hecho de maestra, chófer, médico, policía y confesor, entre tantas otras profesiones, sin cobrar sueldo alguno, por haber aprendido el nombre de cientos de muñecos, por la cantinela de que me lave los dientes y que me acueste temprano, por haber “dormido” con un ojo abierto hasta saber que estaba en casa después de una noche de fiesta, por preocuparte por los estudios, los amigos, los novios, sin ofenderte cuando te contestaba mal porque “son cosas de la edad”. Gracias por estar en los peores momentos para abrazarme, solucionar mis problemas y decirme: “Te lo dije”. Recuerdo todas y cada una de nuestras discusiones. Quién me iba a decir que tantas lágrimas se convertirían en valiosas lecciones que me han ayudado a madurar. Gracias por la paciencia de conocerme hasta saber qué es lo que pienso y siento. Gracias por ser mi mayor privilegio y mi mayor regalo. Te quiero, mamá.

Icono de estilo. Philippine Leroy-Beaulieu | Marie Claire Digital nº 427 mayo 2023

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De niña solía regalarle una carta a mi madre en cualquier ocasión especial. Un “te quiero mucho, mamá” con letras distorsionadas y un retrato algo simple pintado con lápices de color. Cuando observaba su obsequio, yo veía cómo sus ojos azules brillaban de la emoción. Me lo agradecía con un largo abrazo y un beso, y guardaba mi carta junto con las demás. Sé que conmemorar el amor de una madre no se circunscribe a un día específico, pero sí creo que este 7 de mayo es una ocasión perfecta para mostrar el agradecimiento por su presencia, entrega, sacrificios y preocupaciones. Así que, mamá, gracias por darme todo a cambio de nada. Sigues siendo el bastón que me sostiene día a día, la guía de mis pasos. Moldeaste mi corazón y me modelaste como persona. Me demostraste la importancia del perdón. Me enseñaste a levantarme después de caerme mil veces, a creer en mí y a seguir luchando por mis sueños cuando más derrotada estaba. Tu amor también es el culpable de que no me conforme con cualquier cosa, de que siempre quiera más. Mamá, gracias por haber hecho de maestra, chófer, médico, policía y confesor, entre tantas otras profesiones, sin cobrar sueldo alguno, por haber aprendido el nombre de cientos de muñecos, por la cantinela de que me lave los dientes y que me acueste temprano, por haber “dormido” con un ojo abierto hasta saber que estaba en casa después de una noche de fiesta, por preocuparte por los estudios, los amigos, los novios, sin ofenderte cuando te contestaba mal porque “son cosas de la edad”. Gracias por estar en los peores momentos para abrazarme, solucionar mis problemas y decirme: “Te lo dije”. Recuerdo todas y cada una de nuestras discusiones. Quién me iba a decir que tantas lágrimas se convertirían en valiosas lecciones que me han ayudado a madurar. Gracias por la paciencia de conocerme hasta saber qué es lo que pienso y siento. Gracias por ser mi mayor privilegio y mi mayor regalo. Te quiero, mamá.