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¿Seremos inmortales? | Muy Interesante nº 500 enero 2023

4,99 

Hace unos meses, científicos de la Universidad de Yale, Estados Unidos, lograron algo imposible (que algunas células cerebrales de cerdos que habían sido sacrificados cuatro horas antes volvieran a activarse) y demostraron de esta forma algo insólito: la muerte de las células puede detenerse y estas establecer conexión con el órgano principal. Evidentemente, como afirma en nuestro artículo de portada Zvonimir Vrselja, uno de los investigadores, aunque no se registró actividad eléctrica cerebral y el corazón no se restableció del todo, consiguieron que las células hicieran algo para lo que no están capacitadas cuando se está muerto, y ahí se abre todo un campo de posibilidades médicas y, sin duda, de incertidumbres éticas acerca de, cuando menos, qué consideramos «muerte». ¿Qué supondrá esto a la larga? ¿Que la ciencia en un futuro podrá prolongar la vida, «resucitarnos»? No se sabe. Entre los avances más tangibles para la salud que pueden extraerse de este hito, está la realización «(…) de intervenciones adicionales antes de que una parada cardiorrespiratoria fuera considerada irreversible». Es decir, el trasplante de órganos en condiciones hoy inviables, tal como subraya Beatriz Domínguez- Gil, una de las mayores expertas a escala mundial en trasplantes. Y esto supone mucha esperanza, aunque el camino que quede sea aún extenso. Además de este sorprendente tema, traemos otros grandes interrogantes en este número: ¿hasta dónde nos reemplazará la inteligencia artificial? ¿Fueron los neandertales absorbidos por los Homo sapiens? ¿Los traumas pueden «trasladarse» de generación en generación? ¿Quiénes conforman ese club mortal de la red denominado los incel? Como ves, una rica lectura para celebrar contigo nuestro número 500. Gracias por tu compañía, decimos a una todo el equipo de MUY INTERESANTE.

¿Seremos inmortales? | Muy Interesante nº 500 enero 2023

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Hace unos meses, científicos de la Universidad de Yale, Estados Unidos, lograron algo imposible (que algunas células cerebrales de cerdos que habían sido sacrificados cuatro horas antes volvieran a activarse) y demostraron de esta forma algo insólito: la muerte de las células puede detenerse y estas establecer conexión con el órgano principal. Evidentemente, como afirma en nuestro artículo de portada Zvonimir Vrselja, uno de los investigadores, aunque no se registró actividad eléctrica cerebral y el corazón no se restableció del todo, consiguieron que las células hicieran algo para lo que no están capacitadas cuando se está muerto, y ahí se abre todo un campo de posibilidades médicas y, sin duda, de incertidumbres éticas acerca de, cuando menos, qué consideramos «muerte». ¿Qué supondrá esto a la larga? ¿Que la ciencia en un futuro podrá prolongar la vida, «resucitarnos»? No se sabe. Entre los avances más tangibles para la salud que pueden extraerse de este hito, está la realización «(…) de intervenciones adicionales antes de que una parada cardiorrespiratoria fuera considerada irreversible». Es decir, el trasplante de órganos en condiciones hoy inviables, tal como subraya Beatriz Domínguez- Gil, una de las mayores expertas a escala mundial en trasplantes. Y esto supone mucha esperanza, aunque el camino que quede sea aún extenso. Además de este sorprendente tema, traemos otros grandes interrogantes en este número: ¿hasta dónde nos reemplazará la inteligencia artificial? ¿Fueron los neandertales absorbidos por los Homo sapiens? ¿Los traumas pueden «trasladarse» de generación en generación? ¿Quiénes conforman ese club mortal de la red denominado los incel? Como ves, una rica lectura para celebrar contigo nuestro número 500. Gracias por tu compañía, decimos a una todo el equipo de MUY INTERESANTE.